¿Qué comer si tengo una enfermedad autoinmune?

Si has sido diagnosticado con una enfermedad autoinmune, puedes implementar hábitos saludables que te ayuden a controlarla. Uno de ellos es la buena alimentación. Te contamos qué alimentos consumir y cuales evitar todo desde la óptica de la medicina funcional por los profesionales del Centro EOS en Medellín, Colombia.

¿Qué son las enfermedades autoinmunes?

Las enfermedades autoinmunes pueden ser ocasionadas por diferentes causas, entre ellas la genética. Sin embargo, el intestino juega un papel fundamental en este tipo de disfuncionalidades, ya que es una barrera de protección que impide que los microorganismos nocivos se transporten hasta la sangre y luego hacia los órganos. De ahí que debas consumir alimentos beneficiosos para su cuidado. Adicionalmente muchos alimentos son capaces de estimular el inicio y la progresión de la enfermedad autoinmune y por eso deben ser retirados de la dieta.

¿Qué alimentos debo evitar si he sido diagnosticado con una enfermedad autoinmune?

Las recomendaciones nutricionales están basadas en evitar por completo aquellos alimentos que generan sensibilidades alimentarias con mucha frecuencia y aquellos que deterioran la barrera intestinal, afectan la diversidad del microbioma y favorecen la proliferación y fermentación de las bacterias. Si estás en una recaída de la enfermedad autoinmune debes retirar todos los alimentos que mencionamos a continuación. Recuerda que el médico funcional puede ayudarte a diseñar un plan para reintroducir con seguridad algunos de los alimentos retirados.

Alimentos Ultraprocesados:
Aquí se incluyen comidas rápidas, salsas y productos con aditivos químicos y potenciadores de sabor. Al igual que harinas refinadas, conservantes y colorantes artificiales, sodas y refrescos ricos en azúcares.

Alimentos que desencadenan sensibilidades alimentarias:
Como los lácteos, el huevo, el gluten y en general todos los cereales: maíz, trigo, cebada, centeno, avena, arroz. Frutos secos como avellanas, nueces, almendras, etc, y en general las semillas.

Alimentos con alto contenido de antinutrientes:
Leguminosas, como fríjoles, garbanzos, lentejas, habas y maní.

Alimentos enlatados o en empaque plástico: en este tipo de presentaciones se encuentran compuestos químicos como bisfenol A (BPA) y ftalatos o ésteres de ácido ftálico, que son altamente dañinos para el organismo y, principalmente, para el intestino.

Solanáceas:
Estos son alimentos que contienen una sustancia denominada solanina, la cual forma complejos inmunes y se deposita en las articulaciones, empeorando la inflamación y el dolor en ellas. Aquí se incluyen la berenjena, la papa, el tomate, el pimentón o los pimientos, la pimienta cayena, la paprika, el pepino y los pepinillos.

Alimentos genéticamente modificados:
Como el maíz, la soya, las uvas sin semilla, las naranjas, la rúgula, la alfalfa, el trigo, entre otros.

Alimentos contaminados:
Infectados con metales pesados como el mercurio, entre los que se pueden incluir pescados grandes o arroz; fumigados con pesticidas o herbicidas tóxicos, entre ellos el glifosato; proteínas de animales alimentados con concentrados o que crecieron en jaulas.

¿Cuáles alimentos debo incluir para proteger mi intestino?

Podría decirse que el tipo de alimentación ideal para tratar las enfermedades autoinmunes es aquella que implementaban nuestros ancestros en el período paleolítico; es decir, principalmente compuesta de carnes, verduras y frutas. La llamaremos Nutrición Paleolítica Autoinmune. Una nutrición paleolítica autoinmune es rica en los siguientes alimentos:

Frutas y vegetales: prefiere aquellos que sean orgánicos y que no hayan sido genéticamente modificados.

Tubérculos: yuca, ñame, arracacha, batata, sagú, plátano macho (maduro y verde), nabos, zanahoria, zapallo, etc.

Proteínas de origen animal: carne de ganado vacuno, búfalo, pescados pequeños, salmón salvaje, pollo, pavo, pato, vísceras. Procura que sean animales de pastoreo libre.

Grasas saludables: entre ellas tenemos el coco y su aceite, el aceite de oliva, las aceitunas, el aguacate, la grasa animal (sebo) y el ghee.

Prebióticos: son fibras importantes para el mantenimiento del microbioma intestinal y la regulación del sistema inmunológico. En esta categoría se incluyen el almidón resistente, la inulina, la raíz de konjac, el kéfir, las algas, el vinagre de sidra de manzana, entre otros.

Es importante que, además, busques el acompañamiento de un médico funcional, ya que todos los casos son distintos y el orden de la reintroducción de algunos alimentos es específico. El Centro EOS cuenta con especialistas y health coaches que pueden acompañarte a balancear tu sistema inmune, y controlar la autoinmunidad, disminuyendo el número de recaídas futuras y la gravedad de las mismas

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Escrito por:

Centro Eos - Medellín

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Centro EOS- Medellín

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